Ya sabemos que el café es una planta, y, lógicamente, se cultiva mejor en unos sitios que en otros. Pero comencemos con una leyenda, la leyenda de un pastor, llamado Kaldi. Este pastor paseaba con sus cabras por la estepa, en Abisinia, cuando notó que las cabras que comían cerezas de un arbusto se ponían nerviosas y se alborotaban. Cogió Kaldi unas cuantas de esas cerezas y se dirigió a un monasterio cercano a su aldea para mostrarlas a los monjes que allí vivían. Probaron las cerezas e hicieron una infusión, y los monjes la escupieron, debido a su amargo sabor. Arrojaron entonces las cerezas al fuego y estas comenzaron a crepitar. Se tostaron, y del fuego emanó un aroma tan agradable, que las retiraron inmediatamente, e hicieron una nueva infusión… Y aquí nació esa bebida que llamamos café.
Leyendas aparte, sí que sabemos, hoy día, que el café es una planta originaria de la península de Abisinia, la actual Etiopía. Desde aquí pasó a la península Arábica, hoy Yemen, por el cuerno de África, y desde allí, años más tarde, llegó a Turquía. En Turquía fue prohibida y permitida en sucesivas ocasiones, ya que la gente se reunía para tomar café y eran acusados de conspiradores, cosa que sucedió también en Europa, años más tarde, cuando llegó de mano de los holandeses, que la llevaron al resto el mundo, América y Asia.
Los cafetos de la variedad arábica necesitan unas condiciones climatológicas muy especiales para crecer. Necesitan altura para que el café tenga complejidad, pero no resisten las heladas. Esto hace que su producción se concentre en países que se sitúan en la zona tropical de la Tierra, alrededor del Ecuador, y este es el llamado Cinturón del café. Países como Colombia, con clima húmedo templado y zonas montañosas, son los que producen cafés de mejores calidades. Y, por supuesto, Etiopía, el país original, donde se conservan las variedades con la genética más pura, es capaz de producir los cafés más espectaculares con los mínimos recursos. Hay cafés que crecen salvajes y los lugareños recogen directamente del monte, llamados Forrest Coffees, que no dejan a nadie indiferente. Ahondaremos en las siguientes entradas en las características de cada origen, la mayoría de los cuales puedes encontrar en Santo Amaro.
Y tú ¿conocías la leyenda del pastor llamado Kaldi? Déjanos tus comentarios aquí abajo!
Fotografía por: Pedro Tanoira Carballo